10 de enero de 2012
LA LEYENDA DE BABA.
En una aldea africana, nació una niña muy especial llamada Baba.
Antes de nada, por si no lo sabéis, en África hace siempre sol y más en la aldea de nuestro cuento. En esta aldea siempre lucía el sol.
En cuanto salió de la tripa de su madre, Baba tenía mucho pelo. La madre dijo: “¡Pero qué mata de pelo tiene esta niña! Se la caerá cuando vaya creciendo.” Pero el caso es que el pelo de Baba crecía y crecía cada vez más a medida que se iba haciendo más mayor. Los niños más pequeños siempre abrían la boca tan grande como el sol y gritaban: ¡Qué pelo más más largo! Y Baba les dejaba tocar sus grandes rizos y los niños se lo pasaban bomba. Pero también su largo pelo la traía problemas porque algunos de sus compañeros se burlaban de ella y la llamaban: “Baba, pelo ramas”. Y los más ancianos del lugar no la veían tampoco con buenos ojos y murmuraban entre ellos: “Esta niña nos traerá problemas. No es normal tener tan larga la melena.” Pero Baba nunca se sentía mal. Al revés, se sentía la niña más afortunada del mundo por ser tan especial.
Cuando Baba cumplió 15 años de edad su pelo la llegaba más debajo de la cintura. A los 15 años en la aldea, las niñas debían buscarse un novio para más tarde casarse pero nadie quería casarse con Baba por su pelo. “¿Y si me enreda con él?” decía un chico. “¿Y si cada vez al levantarme tropiezo?” decía otro. Su madre, al ver que Baba tendría que prometerse decidió cortarla el pelo. “¡No mamá!” gritaba la niña. “Este pelo me hace especial. Y aunque me dé más calor y no me elija ningún chico de la aldea no me lo cortaré!.” Su madre estaba desesperada con lo cabezota y nunca mejor dicho que era Baba porque su cabeza de grandes rizos cada vez se parecía más al sol pero de color negro azabache.
Una noche, mientras Baba dormía, su madre decidió cortarla el pelo con un machete para que al fin su hija fuera como las demás. De repente empezó a soplar un viento muy muy fuerte y el pelo de Baba se enredó en el cuerpo de la madre, impidiéndola cortárselo. “¡Este pelo está embrujado!” gritó la madre mientras se zafaba de los largos pelos de su hija. Y desde aquella noche la madre no volvió a coger el machete para cortárselo. Y mientras todas las chicas se prometían, Baba se quedó sola, arrastrando su pelo en la arena. Y todos decían: “¡Qué pena, qué pena!”. Pero ella era feliz. Sabía que por algo nació así y así seguiría. Pasaron los años y más años y más años y mientras todas sus amigas ya se habían casado y habían tenido hijos, Baba seguía viviendo con su madre. Unos la llamaban bruja, otros rara, otros monstruo pero Baba siempre salía a pasear con una sonrisa tan larga como el pelo que ya la llegaba hasta los pies.
Un día el tiempo cambió porque con los años el tiempo cambia y… ¿qué pasó entonces? El sol se hizo cada vez más feroz y empezó a quemar en vez de a calentar suavemente. Toda la gente del poblado salió de sus cabañas y empezó a sentir un calor enorme que les quemaba la piel. Se metieron otra vez dentro pero el sol se colaba y también les abrasaba. Salieron todos gritando y Baba les gritó: “¡Venid todos y todas, debajo de mi cabellera estaréis a salvo!”. Todos se miraron y corrieron bajo su pelo y gracias a él no se quemaron. Pasaron toda la noche bajo su melena y cuando despertaron notaron que el sol ya no quemaba tanto. Alzaron la cabeza hacia el cielo y de repente vieron un árbol gigante que les daba sombra y frescor. La madre de Baba gritó el nombre de su hija pero no la encontró.
El árbol de repente habló: “Mamá, soy yo. Aquí estoy para protegeros de los calientes rayos de sol.” Y así fue como nació aquel árbol que a partir de ese día lo llamaron el árbol de Baba y con el tiempo la gente lo llamó “Baobab”.
Cuento escrito para el taller de Literatura Infantil y Juvenil de Fuentetaja, impartido por el escritor Luis Rafael, en el año 2010.
Dibujo de un ilustrador que no sé el nombre pero que me vino de las manos de una amiga mágica y excepcional llamada Blanca Surreal.
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