19 de diciembre de 2011

Sor..... (juegos de palabras a altas horas de la noche)




Soy una Sor Presa. Cuando me junto con alguien me convierto en Sorpresa. Pero en casa soy una Sor Presa: enclaustrada y pasándome la vida contemplando y pensando en lo divino y en lo humano.

Quiero dejar de ser Sor Presa, bastante tengo ya con las compresas que las pobres, aunque tengan alas, nunca podrán volar porque están presas, valga la redundancia.

Así que sobrevivo sorteando las murallas, muros y alambradas de mi cárcel particular. A la espera de la "t" para encontrar la Sort: suerte en catalán y en francés: destino.

Quiero quitarme la Presa y quedarme con Sor y que corra a buscar el Sortilegio.

El Sort-ilegio vendrá a verme y me traerá una Sortija.

Una Sortija para casarme conmigo misma y así encontrar la Libertad.

Mientras tanto, a veces sorprendo tras mi hábito de colores (otras veces negro como un cuervo). Sorprendo y prendo la vida aunque a veces se me escape o la maltrate o la desprecie quedándome en mi Prisión.

SorRisa me llaman pero estoy Sor Presa.

Estoy creando el Sortilegio para salir al exterior.

La Vida me pondrá la Sortija y me dirá: "Bienvenida al mundo Sin Sor Presa."

Bienvenida al mundo LAURA.

1 de diciembre de 2011

"Rumble" de Maitena Burundarena




"Rumble" es una de las mejores novelas que he leído. Leí una crítica muy buena hace poco en el "Babelia" digital y coincidí casi con todo lo que el autor decía. En un momento dado dice que esta Maitena no tiene nada que ver con la Maitena de sus tiras cómicas, queriendo alabar su nuevo trabajo. Otra vez vuelve el elitismo a mi parecer. Para mí, Maitena o Maitena Burundarena siguen siendo la misma persona. No es casual que el libro tenga esa frescura, ese toque rebelde y a la vez ese talento para atraparnos desde la primera página. Yo siempre supe que Maitena era una mujer tremendamente especial y talentosa. Por eso decidí comprar el libro. Y si bien es verdad que la narración retrata un demoledor retrato familiar, la autora lo hace sin caer en ningún sentimentalismo, a ritmo de enfebrecida juventud. Una juventud que desborda, que salta las vallas de cualquier tipo de drama, que tira hacia adelante con la inconsciencia y la pulsión de la Libertad en letra mayúsculas y de molde. La protagonista es una "niña bien" (clase acomodada en la época del Peronismo argentino) que a pesar de todo, nada en su vida está bien pero ella corre, corre, corre y nunca se detiene como si tuviera un terremoto bajo sus pies. Como dice en una frase del libro: "Hernán era tímido para avanzar, yo para retroceder." Todo desde una voz única, llena de humor ácido. Y sexual, muy sexual sin ser explícita. Porque la libertad es sexual, huele a camas a deshechas, a humo, a cuerpos abrazados, a pelo sin lavar, a rotos en los pantalones. Y acabas el libro con una sensibilidad a flor de piel. Como dice el crítico de Babelia, es un recorrido iniciático irónicamente porque nuestra protagonista acaba igual de rebelde, de caótica, de auténtica y gamberra que al principio del libro. No es casual que Maitena haya escrito este libro. Yo ya vi su talento en viñetas y ahora en novela su lado crítico se ha acentuado, se ha vuelto más punk, más auténtico, menos "merchandising". Esperemos que siga escribiendo más porque ya tengo ganas de leer más de ella. Todo un placer para los sentidos. Y es que la literatura "oficial" que nos venden carece de sentidos. Y a Maitena, le sobra. Porque yo diría que la novela se palpa y se escucha. Es orgánica. Y eso es porque su autora tiene la pulsión y la frescura de la juventud en su pluma, unido de un talento y una arquitectura narrativa a salvo de derribo. Gracias Maitena por hacer ver que la literatura aún es algo vivo, rebelde y personal, al margen de los mismos autores apolillados de siempre y de los nuevos autores jovenes productos del comercio y del capital.

25 de noviembre de 2011

Todos tenemos pecas de niños

Todos tenemos pecas de niños. Nos las pintamos con helado de chocolate. Algunos afortunados las tienen siempre y pueden comer chocolate cuando quieran, sin que sus padres se enteren. Los demás disfrutamos de unas pecas momentáneas hasta que llega mamá o papá con el trapo o la esponja y nos vuelve a dejar la cara blanca. Una cara blanca y triste, como esos manteles blancos y estirados que se ponen con la cubertería siempre en su sitio: cejas, ojos, nariz y boca. Pero yo enseguida arrugaba el mantel y me ponía a hacer muecas, cambiando los cubiertos de sitio: la boca sobre la nariz, el ojo sobre la ceja y mi madre se ponía de los nervios. El más afortunado de la clase para mí era Didi, que era marrón como un conguito. Quería ser como Didi: así podría untarme la cara con Nocilla y revolcarme en la tierra las veces que yo quisiera. Pero Didi me hizo una confesión: “cuando como nata, mamá lo ve enseguida” me dijo y me sonrió con esa sonrisa tan blanca que parecía la luna saliéndole por la boca. Pero lo más bonito que vi fueron las pecas de mi abuela. Tenía un montón en las manos y de todos los tamaños. Nuestro perro corrió a lamerle esas pepitas pero por más que lo hacía no se la iban. La abuela reía sin parar. Yo no podía creer lo que mis ojos estaban viendo: unas pecas en unas manos y encima imposibles de quitar. Ya sabía yo porque la abuela sonreía tanto: era porque comía mucho chocolate. Y a mí me gustaba imaginármela untándose las manos con chocolate día y noche. Un chocolate mágico, que nunca se iba y del que ella solo conocía el secreto.
Un día le pregunté: “Abuela, ¿cuál es el secreto para tener pecas en las manos?”. “Son las manchas de los helados que no pude comerme de niña.” Me dijo. Aquella tarde la compré el helado de chocolate más grande que había en el quiosco y otro para mí. Nos sentamos las dos al fresco y me dijo: “Pequeña, nunca dejes de comer helados de chocolate. Y mucho menos cuando seas mayor.” Yo dije que no con la cabeza mientras sorbía el cucurucho. A las dos se nos lleno la cara de pecas y nos empezamos a reír. “Si mamá nos viese, la bronca que nos echaría”. La abuela me cogió la mano fuerte y me abrazó contra ella. En ese momento nuestras pecas se fundieron y aquel día por todo el pueblo olió a besos con chocolate. Cuando llegó mi madre y nos vio a la abuela y a mí de esa guisa gritó: “Mamá, eres peor que la niña”. Y cogiendo un trapo nos quitó las pecas de golpe a la yaya y a mí. La abuela, de soslayo, me enseñó sus manos con pecas imborrables mientras me guiñaba un ojo. Yo prometí seguir comiendo helados de chocolate toda la vida costase lo que costase.
Pero imaginé que para eso había que crecer. Y aún me quedaban muchas pecas que los adultos de una manera u otra me harían desaparecer a lo largo de toda mi vida. Y por las que lloraría al verlas desaparecer.

7 de noviembre de 2011

Lamparón

Los lamparones como su propio nombre indica vienen de lámpara.

Son manchas de LUZ, de VIDA.

Sustituyo las manchas por lamparones.

(L. Garabata y su Lamparón Maravilloso...)

3 de noviembre de 2011

Reflexiones

Me canso de las fresas pero también de los ataúdes. Me canso de las personas de un sólo registro y de ese tipo hay miles. Es como escuchar la misma canción todos los días. Si eres poeta, la mayoría habla de gusanos, muerte, asco de vida. Si eres "new age" todo es maravilloso: hay que dar gracias por despertarse y sonreír hasta al policía que te multa y pensar: "los hados quieren decirme algo con esto." Luego están muchas mujeres escritoras que se quejan de sus celulitis mentales y físicas. ¿No es echar piedras contra nuestro propio tejado? Ya está bien de decir que si la celulitis es fea, que si es feo que se caigan los pechos, que si es feo sentirse más mayor. No sé, no entiendo ese discurso supuestamente "femenino". Tampoco me siento en mi territorio en los talleres de poesía. No paran de hablar de poetas famosos, de cómo escribir un buen poema, de cómo utilizar bien la métrica. A mí eso no me interesa. Para mi la poesía es todo. Y tan pronto me leo un best-seller como una reflexión filosófica. Pero ese yin-yang no abunda. Mezclar los elementos no está bien visto. Ni comprendido, ni entendido. Todos se especializan. Se meten en sus compartimentos estancos como cobayitas y de ahí no les sacas. Yo en cambio picoteo, voy de acá para allá, exploro, cato, vagabundeo. Aprendiz constante. Vocación de aprendiz. Y eso la sociedad no lo tolera. No tolera la contradicción, la duda, la coexistencia de la sombra con la luz, de la fiesta con la reflexión. Siento el mismo amor por la palabra "chorizo" que por la palabra "titilar". Un chorizo titilaba en la nevera... Pero lo mío no es estética. Es ética. No creo en el arte sin fondo, sin raíz, sin tierra. Por eso al final acabo tirando hacia lo popular. No tengo cuerpo para altos vueltos ni para grandes viajes. No soy cósmica ni trotamundos. Reinvindico el mundo que tengo frente a mi y en el que pasan cosas tan interesantes como podrían pasar en Pekín. No cambio la puesta de sol de mi lámpara por la puesta de sol en la playa de Punta Cana. Prefiero los vertederos a los desiertos. Mi taza del váter a la taza de té de porcelana. Pero mi visión no es prefabricada. Es natural. Y ahora hay mucho cisne suelto que quiere ser aprendiz de "patito feo". Por cierto, los patos son bellísimos. Para mí, mucho más bellos que los sosos de los cisnes y eso no lo digo porque lo dijeran los modernistas. Eso lo digo porque yo sí creo que la belleza es otra cosa que la que la élite nos vende. La belleza para mi es ante todo frescura y ternura. Una manera de estar en el mundo sin complejos. El cuerpo siempre sin tensión, a la inversa que los cisnes, bamboleándose suavemente. Unos pies de pato andando de puntillas. Eso es para mí la belleza.

31 de octubre de 2011

"Las fresas" de Batania, Poeta Neorrabioso

Siempre le pedía fresas a mi madre
y mi madre me gritaba
las fresas en mayo
las fresas
en mayo.

Y cuando mayo llegaba
yo era un bosque de fresas
y en las piernas fresas
y en las muñecas
y en el puente de la risa.

Pero desde que la ingeniería genética
ha demostrado
que las fresas antiguas se equivocaban,
tengo fresas de enero a diciembre,
el lunes y el martes,
el miércoles
y el remiércoles
y también el ciento siete
de abril.

Y ahora todo es
un cansancio de fresas
y un tres por dos
y un bah
y un dejadme en paz.

29 de octubre de 2011

Otoño, época de recolección

Recogiendo sueños que tenía dormidos en el árbol de mi cabecita. Tirando

pesadillas, remendado con hilo nuevo viejas sonrisas, buscando carcajadas a

medio abrir como quien busca castañas o setas, poniendo al baño María

abrazos congelados y haciendo migas de melancolía que luego comerán las

palomas.

23 de octubre de 2011

Amorexia

Con palillos chinos

Me regalaste tu amor

Un día bueno un beso y medio

Un día mejor uno del tirón

Un día corriente una porción

Y un día malo una migaja

Que se iba des(a)migando

Hasta arañarme el esternón.


De tanto beso de escuadra y de cartabón

Tus migajas me dieron arcadas

Y mi estómago se rebeló.


Vomité tus escuálidos besos

Sobre tu alfombra roja

Y eran tan pocos y tan poca cosa

Que muerta de hambre y de pena

A punto estuve de hacerles

El boca a boca.


Pero mi boca también se cerró.


Veredicto o Diagnóstico:

No había aguantado tu dieta

Ya no era tu mujer perfecta

Y sujetando un palillo

Como un director de orquesta

En las narices me cerraste la puerta

Y me quedé con la tripa abierta.


Tu amor y mis intestinos

Rodaron por la escalera

Hasta llegar al portal

Y amanecí como nueva

En la cama de un hospital.


Vino a verme una enfermera

Con una cuchara sopera

Y con sonrisa de oreja a oreja

Me dijo muy pizpireta:

Es hora de dejar las dietas

Traigo cucharadas de amor

Para volver a ser la que eras.

22 de octubre de 2011

Pata de Galla

Desde que a mamá le salió una pata de galla no para de cantar. Se despierta más contenta de lo normal. Oímos un quiquiriqui por toda la casa y se pone a bailotear. Me llama "su pequeño pollito" y me compra chucherías o como ella los llama ahora "alpiste dulce". Desde que tiene esa pata de galla, su pelo caído se le ha puesto como una punki. Ahora lleva una cresta y todos mis amigos dicen que es una mamá muy moderna. El otro día leí que a las mujeres no les gusta nada que les salga "patas de gallo". ¡¡¡Pues a mi madre, no sabéis lo bien que le ha sentado!!!

20 de octubre de 2011

Diario

DÍA-RÍO ...................

O DÍA-LLORO ....................

Poétika Gamberra e Indignada

Llevo musculándome la mirada desde que nací. No tengo ojos de sapo a pesar de ello, sino ojos de china. Justo a la inversa. Técnica de camuflaje inconsciente. No sé. Siempre me dijeron que estaba en las nubes. Y de tanto decírmelo acabé comiendo piedras.

No sé escribir palabras mayores. En mi estómago solo caben migas y guijarros. Lo tierno y lo punzante a partes iguales.

No busco provocar. Nací sacando la lengua al doctor de turno y así continúo. A veces tengo complejo de camaleón por la lengua y mis cambios de humor. Y muchas veces se me pega la lengua donde no debo y acabo enrollándola y enrolándola en batallas perdidas. Por eso ahora la guardo en la boca y me da por sonreír. Otro mecanismo de camuflaje. Con tanto camuflaje voy a ser la que no quiero ser y eso no me gusta nada. Sobre todo porque la lengua cada día va alargándose más y más. Es una Willy Fog encerrada en su jaula dental. Y mis ojos se van cerrando cada vez más en vez de plantar ojos a los ojos de escaparate, esos ojos hiperactivos, productivos, aptos para pasar cualquier prueba de selección de personal. Ojos que aunque no vean nada miran al jefe con obediencia y la pupila se les dilata sin haber fumado ni tomado ningún tipo de hierba ni psicotrópico. Pero mi mirada les parece ingenua, de poco recorrido.

Tienen razón: a mis dos ojos aún les doy la teta cada noche para que sigan creciendo y viendo cada vez más y más lejos, cada vez más y más adentro. Por eso parecen siempre adormilados.

¿Pero qué van a saber ellos?

Por eso tengo que destetarlos de una vez y sacar la lengua para que salgan a recorrer mundo,
a gritar mundo,
a lamer mundo,
a girar mundo,
a poner patas arriba mundo.

Pegar el chicle, ya no en la puerta de atrás, bajo la mesa, trás el cristal, en el rincón más oscuro.

Pegar el chicle frente a sus narices y que lo vean: lo pegajoso que es, lo contagioso que es, lo maravilloso que es.

Y que huela a goma de mascar VIDA:

YO MASCO VIDA,

TÚ MASCAS VIDA,

ÉL MASCA VIDA,

NOSOTROS MASCAMOS VIDA por todos los rincones del campo, bosque, seta o

ciudad.

El Gimnasio de los Musos

Con tanto sobrepeso

Y años sin enamorarme

Para estar en Forma

Y de paso coincidir con alguien

Me apunté a un Gimnasio de Poetas.

Los Musos tan estirados

Sus versos tan musculados y anabolizados

De grandes poetas de todos los siglos

Entre tanto bisturí académico y silicona intelectual

Imposible encontrar una humilde palabra de corral.

Mi lápiz fue perdiendo la libido

Y escuchando aquellos poemas se despuntó.

Yo me desapunté.

Los dos nos desapuntamos.

Y nos fuimos a despuntar nuestros versos

Nuevamente en silencio.


Sigo necesitando un abrazo

Ya no de poeta a poeta

Sino de letra a letra

Con todo el cariño de tiza

Y el amor de garabato

Con el que aprendí a escribir

Cuando aún no hacía falta atarse

ningún

zapato.....

10 de octubre de 2011

Los rekortes-rekortables de Miss Little Hope

Hace mucho, mucho tiempo, la pequeña Esperancita, llamada también Miss Little Hope, en los pocos ratos libres que tenía, se dedicaba a recortar recortables. Después aparecía la Miss y la decía:
“Darling, come on, you have to study*”.
Esperancita soltaba obediente las tijeras y se iba a estudiar el inglés con sus vestidos de volantes que tanto la gustaban.

Y cuando mamá y papá y los hermanitos repeinaditos le preguntaban:
“¿Esperancita cariño, qué quieres te traigan Sus Majestades los Reyes Magos?” Esperancita soltaba: “Más recortables mamá y unas tijeras muy muy muy grandes.” “Pero si tus recortables son pequeños” decía su hermano Borja Mari riendo. Entonces Esperancita gritaba en la mesa: “Cuando sea Ministra os vais a enterar.” Y todos reían con las ocurrencias de Miss Little Hope.

Y hoy por fin, ya de adulta, Big Hope, ha cumplido sus sueños de infancia. Ahora tiene unos recortables estupendos llamados “Interinos e Interinas” y con sus tijeras XXL va cortándolos a diestro y siniestro. El otro día llamó a su papi: “¡Daaaaaddy**, al fin he cumplido mi sueño!.”
Y al colgar, se ha atusado el pelo, se ha colocado el insecto que hacía juego con su cara y cómo no, no ha olvidado afilar con su lengua la tijera para otra “dura” jornada de recortes.

*”Querida, vamos, tienes que estudiar.”
**¡Papaítooooooooo!

Remedio Kasero

A falta de margaritas

Me quito granos y pelos

Preguntándome frente al espejo:

¿Me quiere o no me quiere?

¿Me quiere o no me quiere?

5 de octubre de 2011

Deja a la oveja que duerma...

Deja a la oveja que duerma

No la reclames más

¿No ves que su sitio no este?

Déjala dormir en paz.

¿no ves que no es ninguna nube?

Tiene cuatro patas y sabe caminar.

Está harta de que la confundan

Con peluches, nubes y Orfidal.

Deja a la oveja que duerma

No la despiertes más.

¿No ves que no es ninguna cifra?

Está harta de que la confundan

Con la tabla de sumar, restar, dividir y multiplicar.

Ya está bien de utilizarla como pizarra de usar y balar.

Si no puedes dormir por las noches.

Coge de una vez el móvil, marca mi número y grita:

“¡Te necesito abrazar!”.

1 de octubre de 2011

Migas

Nunca comías pan.


Como buen depredador

Utilizabas la corteza

Para afilarte uñas y dientes

Y devorar a tu presa.


Antes de abalanzarte

Dabas un golpe en la mesa

Y todas las migas caían

Cerca de mi cabeza.


Yo sin que tú me vieras

Como vulgar Pulgarcito

Las recogía a escondidas

Dentro de mis bolsillos.


Cuando ya por fin salía

Iba soltando las migas

Para no encontrarme sola

Y que llegaran las palomas.


Juntas devorábamos

A escondidas

Esas migas

Clandestinas.


Y a modo de blandas tiritas

Iba echando sobre mi piel

Aquellas migas

de mayor blancura

Para que no hubiese rastro

De mis heridas más duras

De mis heridas más oscuras.

28 de septiembre de 2011

"Granito y Fresas" de Carmen Velasco Román

Concretar mi ser en un papel

una mañana cualquiera de domingo,

no sirve de gran cosa si el que lo lee

no quiere ver lo que se esconde tras las letras.

Instantes

de soledad o de cordura,

control del tiempo

que va fluyendo por las venas,

desasosiego, dudas, silencio,

sombras de abismo,

incertidumbre, nudos de aire.

Hay que tragarse

los bloques de granito

y conseguir cagar

puré de fresas.


Son los estómagos

a prueba de poesía

los que consiguen digerir el miedo

que da el saber nuestra ignorancia

compuesta de palabras mágicas.

"La medida de mi madre" de Begoña Abad



No sé si te lo he dicho:

mi madre es pequeña

y tiene que ponerse de puntillas

para besarme.

Hace años yo me empinaba,

supongo, para robarle un beso.

Nos hemos pasado la vida

estirándonos y agachándonos

para buscar la medida exacta

donde poder querernos.

Mi padre, a estas alturas,

escribe sus memorias

y yo pienso que cuando falte

no querré leerlas

por si acaso descubro

que no nos hemos conocido nunca.

"La medida de mi madre". Olifante. Ediciones de Poesía.

Aldea Poética V



27 de septiembre de 2011

La Bella Durmiente

(…) Y la Bella Durmiente se pinchó
Con la aguja
De su zapato
de tacón.
Y cuando puso su pie en
el Korral
Al fin despertó.

Desde el primer peldaño

Será que nunca fue mi fuerte

Entender ciertos conceptos:

Valor,

Honorabilidad,

Coraje,

Ejército de Paz

Daño Colateral.


Y decidí quedarme sentada

en aquel primer peldaño

donde el agua siempre es agua

donde el fango siempre es fango

y los puñales y bombas

no vienen jamás envueltos

en paquetes de regalo.

Me dijo

Me dijo:

“Te trataré como a una reina.”

Yo le contesté:

Ni soy reina

Ni princesa

Ni marquesa

Ni duquesa

Ni santa

Ni musa

Ni bruja

Ni puta.”

Y ante mis respuestas se fue.

Qué difícil es encontrar a un hombre

Que busque a una simple mujer.

24 de septiembre de 2011

Karicias Naturistas

Cuando volví me probé tus caricias.

Ninguna de ellas me convencía.

Eran todas de talla única

Sintéticas y ficticias.

Cortadas siempre por un Patrón,

Para mujeres sumisas.


Tus caricias ni rozan, ni manchan, ni pican.

No hay lugar para pelotillas

Que se pongan a hacerte cosquillas

Pegándose en tus axilas.


También me cansé de tus caricias con taras,

Siempre algo que sobraba,

Siempre algo que faltaba.

Y yo siempre aguja en mano

Mujer agujereada.


He regresado con peso.

Ya no me vale esta talla.

Ya no me vale este amor.


Ahora Solo me vestiré con la caricia

De la Vida.

Mi corazón y mis caricias se han vuelto

Naturistas.

Mariposas en el estómago



No quiero mariposas

En el estómago

Prefiero sentir mis fluidos

Abriéndose por dentro paso.

Ahora que esto se ha acabado

Y cada uno va por su lado

Me niego a tener un nido dentro de los intestinos

Poblado por estos gusanos.

Cada vez que ingiero algo

Siento un quejido alado

Que me hace recordar de nuevo

Que tú ya no estás a mi lado.

Voy a llamar por primera vez en mi vida

A un señor Taxidermista

Ábrame usted la boca sin medida

Y sáqueme a toda prisa

Estas alas quebradizas.

Y luego clávelas si quiere

En una hermosa vitrina.

¿Qué hago yo con una exposición de alas

habilitada en mi hígado, en mi páncreas,

en mi riñón?


La próxima que tenga alas

Que sean de gallo o gallina.

Que me picoteen por dentro

En vez de enredar mis tripas

Con vaselina.

Que me hagan enamorarme no de un Ideal

Sino de una persona real.

"Perder los estribos"

Nunca pierdo los estribos.

Siempre voy montada en una cabra.

"Verle a uno el plumero"

Te vi el plumero en cuanto te conocí.

Pero como yo también tenía plumas no me importó.

Lástima no haber sido una experta ornitóloga

Y saber desde el principio

Qué clase de pajarraco eras.

Las ovejas de habitación

Un día se me ocurrió contar ovejas para dormir. Pero las mías, como son negras, me dijeron que para eso ya estaba la Seguridad Social. Que estaban de ser los somníferos de medio mundo.
¿Por qué no contar cocodrilos o pulgas de ciudad?
También me dijeron que la gente las solía confundir con las nubes. Y que por eso no pasaban. ¿Desde cuándo se ha visto una nube con cuatro patas?
Y que una vez una de ellas que acababan de esquilarla, entró en una habitación, y una niña repipi la echó a patadas llamándola: oveja escaldada.
Y es que la vida de las ovejas de habitación es muy dura.
Tienen un máster en Psicológia Infantil y encima se las tacha de tontas y analfabetas.
También me dijeron que los niños que saben contar hasta 100 son un auténtico suplicio. Cuanto más sabes contar, más tiempo tienes que estar saliendo y entrando por la ventana.
Las ovejas negras han montado un Sindicato por los derechos de las ovejas de habitación.
Las pobres acaban con unas ojeras hasta las pezuñas y no hay gallo que las levante el ánimo.
Se reúnen una vez a la semana en mi korral para repartirse las habitaciones de los niños donde entrarán. Y exigen que se cambie la tradición y que por favor los padres empiecen a decir a los niños que cuenten otro tipo de animales, a parte de las ovejas y que se reparta un poco el trabajo.

Se abre el korral

Bienvenidos al korral,

Gallos perezosos,
Gallinas valientes,
Ovejas negras, verdes, rojas, multicolor,
Vacas con mala leche,
Cerdos y Cerdas Insumisos.

Bienvenidos a mi blog Rural.

Espero que vuestro paseo por mi Korral os pikotee con Amor las neuronas y salgáis de él con nuevos aires para vivir en Libertad.

Abrazos Korraleros.